Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los Siglos


CRISTO, EL VENCEDOR DE LA MUERTE.

Mateo 28:1-10
Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
Y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 1 Cor.15.3,4.

La resurrección de Jesús es la verdad central del evangelio de salvación. Es la doctrina fundamental del cristianismo.
Toda la agonía, los dolores, el sufrimiento, los desprecios, la burla, la crucifixión misma y la muerte de Jesús, han quedado atrás. Ahora, es victoria; ahora es alegría; ahora, es un nuevo amanecer; es el tercer día, el día que Jesús mismo anunció que iba a levantarse de entre los muertos: ¨Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.¨ Mateo 26:32.

La resurrección de Cristo es la prueba más efectiva y final de que él pagó la deuda de morir por nuestros pecados. El nos libró de la eterna condenación en el infierno. Fue el sustituto que Dios puso para librarnos de la muerte.
Si Jesús no hubiera salido del sepulcro victorioso, no tendríamos de la seguridad de la salvación, vana sería nuestra fe en el Señor. ¨Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.¨ 1 Corintios 15:17.

El Señor resucitó con mucha gloria y majestad.
Por eso los cristianos estamos seguros en sus manos en todos los acontecimientos que puedan pasar en el mundo.

La resurrección de Cristo nos insta a glorificarlo con nuestra vida. Los cristianos hemos muerto en nuestros pecados, y resucitado a una nueva vida. ¨Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo,(por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,..¨ Efesios 2:4-6.

También, por la resurrección de Cristo, un día, los cristianos vamos a resucitar de entre los muertos: ¨sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará  juntamente con vosotros.¨ 2 Cor.4:14.

Por la resurrección de Cristo, como cristianos debemos andar en novedad de vida: ¨De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es ; las cosas viejas pasaron ; he aquí todas son hechas nuevas.¨ 2 Corintios 5:17.

Por último, los discípulos de Cristo, por la resurrección de él, debemos siempre dar testimonio con nuestra vida y con el mensaje a las personas: Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos....¨ Mateo 28:10.
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Jesucristo dió su vida para darnos Salvación




Es necesario precisar desde un principio, que al Señor Jesús nadie le quitó la vida. Él puso su vida voluntariamente en propiciación por nuestros pecados.
Él mismo lo declaro:

“...Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie mela quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar...” Juan 10:17-18

La vida de Jesús ha sidoobjeto de muchas especulaciones y comentarios o estudios desacertados y que nocorresponden a la verdad revelada en las santas escrituras.

La venida del hijo de Dios en carne (Juan 1:14) estaba ya predestinada desde antes de la fundación del mundo, y su muerte no fue un hecho meramente circunstancial, sino que un designio eterno de Dios Lo que Cristo logró en la cruz es verdaderamente extraordinario. El tratamiento de nuestros pecados en la cruz, es una obra cuyo diseño es divino y no humano. No fue un hombre simplemente el que murió en la cruz, sino que Dios – hombre, el eterno Emmanuel.

No fue un ser creado quien murió en la cruz, sino que uno eterno, destinado desde antes de todas las cosas, tal cual lo declara el apóstol Pedro:

“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros” 1 Pedro 1:18-20.


¿ESTAS AL BORDE DE NEGAR A JESÚS?
Pedro, un hombre de carácter, osado y atrevido, había prometido a Jesús que estaría con Él, es más declaro que si era posible morir con Él lo haría, en medio de tanta emosión había hecho promesas que la misma noche lo confrontarían a la realidad de que no se encontraba en la capacidad de demostrar lo que había declarado.
Lo acontecido a este hombre de Dios, es un evento que nadie quisiera vivir, pero que de otras mil maneras hacemos de muy sutil con nuestra condición de Cristianos y nuestro compromiso con Dios. El miedo a ser tratados como muchos tratan a Jesús nos presiona a seguirlo de lejos si no tenemos una identidad firme sobre lo que creemos y predicamos, la palabra de Dios es clara.


Es difícil de entender como un hombre que conoció a Jesús y vivió las manifestaciones de su poder luego de ver el peligro, salió juntamente con todos por la presión del miedo que en ese momento controlaba su mente.


Negar a nuestro redentor, no es solamente negar que somos cristianos o que no conocemos a Dios, negarle es saber la palabra, escucharla e ignorar lo que en ella se encuentra aunque estemos en el lugar mas recóndito y solitario. Lo mas cruel fue ver como después de haberle negado sus ojos miraban como era asotado en el patio y todo por el plan de salvar a la humanidad.


El hombre que logro caminar un pequeño tiemppo sobre las aguas y que Jesús mismo tomó de la mano, quie tuvo experiencias que otros no tuvieron era quien luego sentía temor de morir como en ese momento Jesús lo estaba haciendo.......
Meditemos en un suceso que nos confronta a nosotros mismos y nos lleva a reflexionar acerca de nuestras decisiones y nuestra vida como creyentes.

JUAN 18

Pedro en el patio de Anás

    (Mt. 26.69-70; Mr. 14.66-68; Lc. 22.55-57)

 15 Y seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Y este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote;
    16 mas Pedro estaba fuera, a la puerta. Salió, pues, el discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro.
    17 Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dijo él: No lo soy.
    18 Y estaban en pie los siervos y los alguaciles que habían encendido un fuego; porque hacía frío, y se calentaban; y también con ellos estaba Pedro en pie, calentándose.

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